martes, 12 de junio de 2012

Supongamos que es el anclaje

Decir que todo me sobrepasa, ya no tiene importancia ni intensidad ninguna. Decir que todo lo que últimamente vivo y siento se asemeja a un trozo de corteza comido por los gusanos sería un poco metafórico, pero es más sencillo de entender y será mucho más rápido de olvidar, ya que comprender a alguien como yo no merece mucho la pena. Un día, como otro cualquiera, o por lo menos eso pensaba, crece un árbol y ese árbol con el paso del tiempo se convierte en algo con vida. Sus hojas empiezan a coger color, la corteza de su tronco está dura y en perfectas condiciones. El árbol se ha convertido en un ser vivo fuerte y grande. Anclado en la tierra intenta sobrevivir contra la lluvia, el viento y el fuego. La corteza y la madera de su tronco resiste a estos imprevistos, un año y otro y otro... Hasta que se deteriora. Por un motivo, o por otro ese trozo de madera ya no es lo que era. Si el viento sopla con fuerza llega un momento en el que se encuentra cansado de seguir anclado en ese lugar y acaba cayendo hasta lo más hondo que pueda. Imaginemos que en vez del viento es el fuego. Lo quema, por dentro y por fuera, lo deja negro, carbonizado y sin vida. La corteza del tronco se cae a trozos y esos trozos que caen al suelo son comidos por gusanos hasta que llegan a desintegrarse. Quizás ese árbol haya aguantado mucho. A lo mejor, quería continuar anclado al pedazo de tierra donde estaba, seguro que dependería del agua y todo lo que ese terreno le proporcionaba. Y estoy segura de que no le disgustaba que fuese así. La mayoría de veces el viento, la lluvia y el fuego vienen sin ser llamados. Sin que nadie los quiera, pero si algo te ancla de verdad estás obligado a soportarlo. Seguramente sea esto lo que pasa... Espero no quebrarme por el momento.


MissNothing.

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