lunes, 12 de septiembre de 2011

Ser pétreo.


Caminando por esta oscura calle, con la única luz de alguna que otra farola dispersa, con ese olor a lluvia que queda tras varias horas diluviando, y una luna llena que se vislumbra entre las nubes, y unos pasos lejanos que cada vez se acercan más empiezo a preocuparme. Me giro disimuladamente para ver si alguien se acerca, no me equivoco, es alto, pelo corto, pero no puedo ver nada más por la escasa iluminación. Empiezo a aligerar el paso. Vuelvo la esquina más cercana, y pego mi espalda a la pared. Tomo aire y lo suelto apresuradamente. Asomo la cabeza un poco por la esquina...sigue caminando, está pasando justo por debajo de una farola, ahora puedo verle mejor. Lleva unas vaqueros ajustado, y una chaqueta de cuero, la piel tostada, sino estuviera totalmente apoderada por el pánico, y lo que pudiera pasar, me lo ligaría. Vuelvo a mi sitio, tomo aire y sigo caminando. Este laberinto de calles no termina nunca, y el tipo misterioso sigue detrás mío. Tras varios minutos llego a casa, pero no encuentro las malditas llaves, no podría ser en otro momento, no, tiene que ser justamente hoy, hoy que me he levantado paranoica, hoy que me persigue un tío, tras unos segundos de búsqueda desesperada las encuentro, solo necesito encajarlas en la cerradura, otro dilema. Giro la cabeza, cada vez está más cerca, está a escasos metros de mí. Por fin consigo abrir la puerta, entro apresurada, y me giro para cerrar pero algo se interpone entre el marco de la puerta y la propia puerta, la empujo con todas mis fuerzas mientras pienso en que no hay nadie en casa, estoy sola, mis padres habían salido de viaje e iban a estar varios días fuera, genial, no puedo ser más oportuna. Tras un forcejeo con el chico de la puerta, mis fuerzas me fallaron y caí hacia atrás empujada por la puerta. Fui arrastrándome por el suelo de espaldas mientras aquella figura que me había perseguido cerraba la puerta tras de sí y se acercaba a mí. Se iba acercando a mí, yo cada vez tenía más miedo, notaba como gotas de sudor frío corrían por mi frente, estaba empezando a temblar, aquella figura se estaba acercando a mí, cada vez más. Ahora su cara estaba a pocos centímetros de la mía, podía ver sus facciones perfiladas, perfectas, y unos ojos color carmesí muy brillantes, y dijo “Todo para intentar dotar de vida a ester ser pétreo en el que me he convertido...”. Y se avalanzó sobre mi cuello, notaba un calor que me comía por dentro, me quemaba, me estaba matando del dolor... y ya no había nada, nada, solo mi cuerpo inerte que yacía sobre el mármol del recibidor...

MissIgnorance

1 comentario:

  1. que maravilla dar con esta calidad en la escritura. geniiial esta entrada. un abrazo de LADY OH LA LÁ

    ResponderEliminar